¡Los quiero a todos! (colección 1)

Desde 1996, año de su conversión, Axelle, casada y madre de cuatro hijos - y desde que se convirtió en abuela - no ha dejado de transmitir por todos los medios posibles el fuego del Amor de Dios que habita en ella.
En sus colectas y conferencias, comparte con nosotros los frutos que recoge en la oración, bajo el aliento del Espíritu Santo, por nuestra conversión. Muchos lo convierten en su libro de cabecera, el apoyo de su fe en los desafíos diarios, para mantener sus corazones calientes.
Aquí, reunidas hoy, están las profecías para Francia, acompañadas de consejos, que son otros tantos gritos que brotan del Corazón de Dios, herido por el comportamiento de su amada hija. Depende de nosotros responderles.

Axelle: "¡Estas páginas dicen cómo Dios ha tomado mi educación en sus manos! Surgieron en el corazón de mis tiempos de oración y están escritos, cada uno a su petición. Son muy queridos para mí, pero no me pertenecen. El amor me urge a entregarlos. Aquí están, sin más pretensión que la sinceridad y el profundo deseo de servir. ¿No nos dijo San Juan que lo que está oculto son las obras de la oscuridad? Mi vida en Dios comenzó en mi bautismo, un mes después de mi nacimiento, pero fue durante una peregrinación a principios de octubre de 1996 que Dios se unió a mí. ¡Recibí la gracia de una conversión tan radical que todos mis parientes hablaron de mí "antes" y "después"!
Dios, mi Dios, a quien adoro, lo "experimenté" entonces; él imprimió en lo profundo de mi corazón una confianza inquebrantable en su bondad, y esa Palabra que ahora guía toda mi vida y me llena del ineludible deseo de vivirla, de convertirme en ella!

Jesús al lector: "Mi querido hijo, ¿tomas este libro en tus manos? Sepa que es precioso para mí, porque esta pequeña alma lo ha recibido a lo largo de los días con la buena voluntad que espero de todos. Por ella, vengo a ti para decirte: "¡Te amo!" Eres mi hijo amado, el hijo amado de mi ternura, y quiero satisfacerte. Tengo sed, tanta sed de tu corazón para satisfacerte y transmitirte mi paz y mi alegría. ¡Morí por ti y mi resurrección te abre la puerta de la vida sólo si crees en mí! ¿Qué pasa? ¿Me escucharás a través de estas líneas y dejarás que su eco resuene en tu corazón en lo más profundo?"